Hay muchos jóvenes que en la actualidad pueden sentir angustia a la hora de retomar las actividades y salir a la calle. Pueden experimentar síntomas propios de ansiedad y vulnerabilidad. Deben dejárseles un tiempo para adaptarse a la nueva situación, no se les debe obligar pero tampoco dejar en esa condición.
Es, aún ahora, más conveniente, darles las pautas como padres para que comprendan sus sentimientos y el rechazo a retomar «su vida social». Muchos se han sentido protegidos hasta ahora, no han vuelto a salir o lo han hecho en lugares amplios por vivir en zonas rurales. Pero a la hora de volver a ver a sus amigos, salir a alguna terraza, ir a comprar ropa,… pueden surgirles un mar de dudas, que puede afectar a su salud mental.
Por ello, los padres deben actuar para minimizar las dificultades que actualmente pueden experimentar, mediante salidas «protegidas» a lugares más concurridos. Que experimenten cómo los adultos nos comportamos al ver a conocidos que hace tiempo no hemos visto, para que comprendan la necesidad de mantener a raya su impulsividad y emoción cuando se vuelvan a encontrar principalmente con amigos. Y que experimenten como los adultos nos comportamos en sitios cerrados, cómo usamos las medidas de seguridad y permanecemos con cierta alerta a lo que acontece a nuestro alrededor y buscamos «normalizar» la situación.