Aprendiendo cómo funciona nuestro cerebro: Qué hace nuestro cerebro para que sonriamos?

Consideremos el simple acto de sonreír, algo que todos hacemos a diario en situaciones de relación social.
Siempre nos resulta más fácil sonreír espontáneamente por ejemplo, ante el encuentro de un amigo, que sonreír para hacernos una fotografía, es decir, bajo orden. Nuestra sonrisa es diferente, ¿por qué?
La razón es que estos dos tipos de sonrisa están controlados por dos zonas diferentes del cerebro.
La sonrisa espontánea se genera en zonas internas del cerebro, zonas subcorticales (en los ganglios basales: grupos de células situadas entre la corteza superior y el tálamo). Cuando vemos la cara de un amigo, esa visión acaba llegando al centro emocional del cerebro (el sistema límbico) y de ahí parte a los ganglios basales que orquestan la secuencia de actividad de los músculos faciales para que aparezca una sonrisa natural.
Sin embargo, cuando un fotógrafo nos dice que sonriamos para hacernos una fotografía, las instrucciones del fotógrafo son recibidas y comprendidas por otras partes del cerebro, en este caso la corteza cerebral (zonas auditivas y centros del lenguaje, y de ahí se retransmiten a la corteza motora que está especializada en producir movimientos voluntarios que requieren habilidad), y producimos la sonrisa “no auténtica”.
Este conocimiento se obtuvo del estudio de pacientes con lesiones cerebrales. Muy de vez en cuando, nos encontramos con un paciente en el que sus familiares o amigos expresan que sonríe con la mitad de la cara, y sin embargo cuando se le pide que sonría lo hace con una sonrisa simétrica. O por el contrario, pacientes que ante amigos y conocidos expresa una sonrisa auténtica, y, sin embargo, si se le pide que sonría expresa una sonrisa con la mitad de la cara. Ahora sabemos el por qué. Sin embargo, estas y otras situaciones, pueden desconcertar al paciente y a sus allegados, hasta el punto de considerar avances o retrocesos ante situaciones que no son así.
Sonriamos, siempre.

Acerca de Myriam Moral-Rato

Comencé mi andadura en el campo de las Neurociencias en el año 1991 y desde entonces no ha dejado de apasionarme este campo. Quisiera compartir con vosotros la pasión por conocernos a nosotros mismos, por indagar y experimentar qué hace nuestro cerebro para permitirnos desarrollar tantas actividades como nos propongamos. ¿Alguna vez nos hemos parado a pensar qué hace nuestro cerebro para por ejemplo poder leer estas líneas: poder verlas, distinguirlas, leerlas y comprenderlas? ¿Y, qué debe hacer nuestro cerebro para poder recordarlas? El trabajo desempeñado como neuropsicóloga me ha permitido observar los cambios que se generan tanto en la persona que sufre un daño cerebral, como en sus allegados y en su entorno, a todos los niveles. ¿Cómo afectaría a nuestra vida si nuestro cerebro no nos permitiese funcionar adecuadamente: podríamos ir al cine, podríamos conducir, podríamos salir solos de casa, o trabajar y estudiar,…? Y si fuese así, ¿cómo saber qué es lo que falla, como poder solucionarlo o paliarlo, cómo poder mejorar nuestra calidad de vida? ¿Y, cómo pueden ayudarme o comprendernos los demás?
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