¿Te imaginas cómo sería tu vida si tu cerebro tuviese que pensar cada una de las acciones que tiene que hacer? Suena el despertador y tienes que despertar, decirle a tu cerebro que levante la mano, la incline hacia el despertador, ponga el dedo en la posición correcta y luego apague el interruptor del despertador. Ahora, levantarnos. con una mano apartar las sábanas, incorporar medio cuerpo, girarlo, colocar los pies en el suelo,… Agotador, no?
El cerebro realiza muchas actividades de manera automática, con un «piloto automático interno». De esta manera, el cerebro puede hacer otras cosas a la vez, puede pensar en las tareas que tiene que realizar ese día, recordar comprar leche que se ha acabado en el desayuno,…
Sin embargo, no es bueno ir por la vida con el «piloto automático interno» a cuestas constantemente, porque eso nos impide crear nuevos hábitos. ¿Recordáis la última vez que os planteasteis un propósito? Quizá a comienzo de año o de curso. Hacer más ejercicio, aprender un idioma, ponerme a dieta,… ¿Y cuánto tiempo pudisteis cumplirlo?. Poco, verdad?.
Ésto se debe a que para crear nuevos hábitos debemos quitarnos nuestro «piloto automático interno» e incluir esas actividades en nuestra vida de manera consciente, de tal forma que transcurrido un tiempo en el que esa nueva actividad se encuentra presente, se convierte en un hábito más de nuestro «piloto automático» y podemos hacer que nuestro cerebro se dedique a otras cosas.