Ejercicio Físico y Salud Cerebral

Haz ejercicio físico para mejorar tu cerebro

Cerebro

La mayor movilización de sangre que produce el ejercicio también ayuda a que llegue más oxígeno y glucosa al cerebro, ayudándote a pensar mejor, con más atención y concentración. Es por esta razón que muchas personas deportistas notan que su creatividad o su eficiencia en el trabajo o en el estudio es mejor después de correr o sudar en el gimnasio. Pero además, el entrenamiento regular también provoca cambios en las estructuras neuronales, incluso llega a alterar la expresión de algunos genes, especialmente los relacionados con el envejecimiento neuronal. Se ha comprobado que el ejercicio regular puede prevenir y retrasar la aparición de la enfermedad de Alzheimer y Parkinson, así como los infartos cerebrales. También ayuda a mantener la memoria y la atención y mantiene tu mente activa al cumplir años.

El ejercicio también tiene un efecto sobre los mensajeros químicos del cerebro, los neurotransmisores, el famoso «chute de endorfinas», esa inyección de energía positiva que todos hemos experimentado al disfrutar haciendo deporte, y al que nos volvemos «adictos», haciendo que salgamos a correr bajo la lluvia y volver con una sonrisa. Es por esta razón que el ejercicio también afecta a nuestro humor, y si no se abusa y se practica de forma constante y sin excederse, tiene un efecto preventivo y ayuda en el tratamiento de enfermedades como la depresión, la ansiedad, esquizofrenia, hiperactividad y ciclotimia, entre otras muchas.

El cerebro también libera dopamina y glutamato para mantener los músculos en movimiento, así como GABA, o ácido Gamma AminoButírico, un neurotransmisor problemático porque disminuye el ritmo en general, para regular la activación general del cerebro durante el ejercicio y actuar como controlador, evitando gastar demasiada energía.

Ahora lo malo: si te pasas de intensidad y/o volumen de entrenamiento uno de los primeros en «pagarlo» es tu cerebro, que solo está capacitado para consumir glucosa a diferencia de tus músculos que pueden quemarlo todo (hidratos de carbono, grasa y hasta proteínas). Las famosas «pájaras» o hipoglucemias se acusan con alteraciones de la percepción (visión de túnel, empeoramiento de la audición…) y una menor capacidad de razonamiento, pero por suerte es una situación transitoria que no deja secuelas.

Hipocampo

En esa pequeña región del cerebro se producen procesos implicados en la memoria y el aprendizaje, y que sepamos hasta ahora, es la única zona en la que se pueden formar nuevas células cerebrales. El aporte de oxígeno extra que provoca el ejercicio ayuda a crear nuevas neuronas, no sólo cuando entrenamos de forma constante y regular. También se ha visto que al dejar de hacer ejercicio, las nuevas células sobreviven, aunque se vuelven menos activas, pero no las pierdes.

Hipotálamo

Es la zona del cerebro donde se regula la temperatura corporal, así como el equilibrio entre la sal y el agua en los tejidos, entre otras tareas. Cuando nos ejercitamos y el movimiento genera calor, el hipotálamo envía la señal a la piel para que sude y así conseguir refrigerarnos y mantener la temperatura constante.

La glándula pituitaria

Es un centro de control del cerebro que alerta a las glándulas suprarrenales para que bombeen las hormonas necesarias para el movimiento. También se encarga de liberar la hormona de crecimiento (HC), un auténtico ‘quema-grasas’ y anabólico natural, porque cuando el músculo necesita más energía al acabarse las reservas de glucógeno, esta hormona se encarga de quemar la grasa de los michelines y evitar que los músculos se «consuman» a sí mismos, ayudando a crear un músculo más eficiente y grande y reduciendo el porcentaje de grasa corporal

Acerca de Myriam Moral-Rato

Comencé mi andadura en el campo de las Neurociencias en el año 1991 y desde entonces no ha dejado de apasionarme este campo. Quisiera compartir con vosotros la pasión por conocernos a nosotros mismos, por indagar y experimentar qué hace nuestro cerebro para permitirnos desarrollar tantas actividades como nos propongamos. ¿Alguna vez nos hemos parado a pensar qué hace nuestro cerebro para por ejemplo poder leer estas líneas: poder verlas, distinguirlas, leerlas y comprenderlas? ¿Y, qué debe hacer nuestro cerebro para poder recordarlas? El trabajo desempeñado como neuropsicóloga me ha permitido observar los cambios que se generan tanto en la persona que sufre un daño cerebral, como en sus allegados y en su entorno, a todos los niveles. ¿Cómo afectaría a nuestra vida si nuestro cerebro no nos permitiese funcionar adecuadamente: podríamos ir al cine, podríamos conducir, podríamos salir solos de casa, o trabajar y estudiar,…? Y si fuese así, ¿cómo saber qué es lo que falla, como poder solucionarlo o paliarlo, cómo poder mejorar nuestra calidad de vida? ¿Y, cómo pueden ayudarme o comprendernos los demás?
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