Lo mismo que usamos distintos tipos de músculos para diferentes actividades (estar acostado, estar sentado, estar caminando, subir o bajar escaleras), también hay distintos niveles de consciencia.
Imaginémonos que esta mañana hemos cogido el coche para ir a trabajar y hemos venido por la misma carretera de siempre; sin embargo, si nos ponemos a pensar quizás no nos acordemos de haber pasado por cierto túnel, haber cogido tal rotonda, y no obstante hemos llegado al trabajo sanos y salvos, no nos hemos salido de la carretera ni hemos tenido un percance. Hemos actuado automáticamente y lo hemos hecho bien, y sin embargo no somos conscientes en parte de ello. Y digo en parte, porque sabemos que no es un sueño ni que estábamos dormidos, somos conscientes de que hemos hecho una actividad, pero no plenamente conscientes como cuando cogimos el coche por primera vez o realizamos el recorrido por la carretera por primera vez.
Dentro de los niveles de alteración de la consciencia podemos hablar, de mayor a menor, de: coma, sopor, confusión y obnubilación.
a) El coma es el grado máximo de alteración de la consciencia. No hay ninguna reacción motora ni esbozo de alerta. Solamente hay reflejos.
En el hospital, los profesionales pueden ver necesario provocar un coma inducido, un coma con fármacos. No es un coma en sí, ya que si se le quita la medicación la persona empieza a responder a estímulos, pero si puede ser necesario en ciertos momentos durante el ingreso.
b) El sopor es el estado de alteración de la consciencia en el que la persona no tiene actividad psíquica, solo es capaz de reaccionar a ciertos estímulos y dependiendo del grado se habla de :
- “sopor profundo”: reacciona vagamente a algún estímulo táctil profundo, permaneciendo inmóvil si no hay tal estímulo.
- “sopor mediano”: no reacciona a estímulos sensoriales, pero reacciona si se le pincha pudiendo localizar vagamente el estímulo.
- “sopor superficial” cuando hay reactividad a estímulos sensoriales. Generalmente está inmóvil pero a veces se le debe contener para que no caiga de la cama. Suele tener los ojos cerrados pero cuando se le llama con voz fuerte abre los ojos, a veces fija la mirada, y obedece alguna orden como levantar un brazo o sacar la lengua. Ocasionalmente es capaz de decir su nombre o contestar con una palabra. En cuanto deja de ser estimulado cierra los ojos.
c) La confusión se caracteriza por una desorientación y una conducta inapropiada, puede alterarse el sueño y se muestra agitado.
La persona no reconoce estar enfermo, no sabe de fecha o de lugar. Puede perder el pudor y el control de los esfínteres. Esta fase es muy frecuente en los pacientes con daño cerebral, cuando van “despertando” del coma, y puede durar más o menos tiempo. Un caso muy particular lo constituye el denominado “estado crepuscular” que es un estado mental en el que la conciencia está estrechada. Todo su afán está volcado en un solo propósito, se aísla del resto, está despierto pero solamente presta atención a lo más cercano y solo si interfiere con lo que está haciendo. También aparece una falta de recuerdo del tiempo que ha vivido en esa condición. No acepta modificar su conducta y tiende a repetir acciones una y otra vez, especialmente ir al baño una y otra vez, o solicitar nuevamente la comida que acaba de comer.
d) La obnubilación se caracteriza por una lentitud motora, tanto en el habla como en el movimiento corporal. Responde correctamente y está orientado pero sus capacidades mentales están disminuidas.
Cuando la persona va recuperando poco a poco la consciencia pueden darse situaciones que pueden alarmar a las familias. La fase de confusión y los cambios sufridos en su imagen corporal en pacientes con hemiparesia (paralización de media parte del cuerpo) pueden ocasionar preocupación a los allegados.