No debemos confundir el lenguaje con:
1.- El lenguaje escrito.
A diferencia del lenguaje hablado, que se encuentra en todas las culturas humanas a lo largo de la historia, la escritura fue inventada muy pocas veces en la historia del hombre, desde hace unos 5000 años. Y la escritura alfabética, en la que cada marca representa una vocal o una consonante, parece haber sido creada sólo una vez en toda la historia humana por los Cananeos, hace unos 3700 años atrás. Y, como nos dijo Darwin, los niños no tienen tendencia instintiva a escribir, sino que deben aprenderla por medio de instrucción y educación.
2.- El pensamiento.
Mucha gente dice pensar en una lengua, pero la psicología cognitiva ha mostrado que existen muchas formas de pensamiento, que, en efecto, no tienen lugar en forma de oraciones.
Por ejemplo, sabemos que los bebés, antes de haber aprendido el habla, poseen sofisticados tipos de cognición; manifiestan causa y efecto, así como las intenciones de otras personas, todo esto sin el beneficio del habla.
También sabemos que incluso en criaturas que poseen lenguaje, esto es, los adultos, gran parte del pensamiento acontece fuera del lenguaje. Por ejemplo, las imágenes mentales visuales. Si mirásemos distintas figuras tridimensionales en forma de cuadrados y rotadas y nos preguntásen cuáles son iguales o diferentes usaríamos el pensamiento más que el lenguaje para poder resolverlo. No lo resolverían describiendo la forma de esas sucesiones de cubos con palabras, sino tomando la imagen de una de ellas y rotándola mentalmente hasta obtener la orientación de la otra: una forma de pensamiento no lingüístico.
Vemos que el lenguaje es otra cosa. Incluso, aún cuando se llega a comprender una frase, las palabras en sí sólo son la punta de un gran iceberg de un rápido proceso inconsciente no lingüístico, necesario justamente para llegar al sentido del lenguaje en sí.
Por ejemplo, imagínese que está leyendo las líneas de una botella de champú. “Humedezca el cabello, masajee, enjuague y repita”. Para entender ese trozo tan simple de lenguaje, se debe saber, por ejemplo, que cuando se repite el procedimiento no hay que humedecer el cabello por segunda vez, pues ya está húmedo, y al llegar al final, puesto que dice “repita”, no debe seguir repitiendo infinitamente, aquí repetir significa “repita una sola vez”. Ese conocimiento tácito, es necesario para entender el lenguaje, pero él como tal no es lenguaje.