¿Qué nos hace avanzar? ¿Qué ocurre en nuestro cerebro para que no seamos solamente un ser al que le llega una información mediante los sentidos y es capaz de responder a los mismos? ¿Qué hace que seamos capaces de inventar, construir nuevas formas de vivir, de crear artilugios nuevos con un fin concreto? ¿Qué necesitamos para, por ejemplo, haber inventado el coche, o incluso la rueda? ¿Qué hace que innovemos y seamos capaces de crear nuevos platos de comida? ¿Cómo resolvemos los problemas que se nos presentan, cómo tomamos decisiones acordes con las situaciones? ¿Qué hace nuestro cerebro para ello?
Para ello necesitamos del pensamiento. El ser humano es un ser pensante. El pensamiento implica una actividad global del sistema cognitivo con intervención de los mecanismos de memoria, atención, procesos de comprensión, aprendizaje, etc. Es una experiencia interna.
Nuestro pensamiento está evolucionando constantemente. Imaginémonos por un momento cómo sería nuestro pensamiento si no hubiese lenguaje. Estudios llevados a cabo con sujetos analfabetos que vivían en comunidades primitivas, tenían una actividad cognitiva limitada a su experiencia personal y directa (un pensamiento práctico). Al ser alfabetizados pudieron acceder a un pensamiento abstracto lo que reestructuró todas sus funciones cerebrales superiores.
Imaginemos ahora cómo era nuestro pensamiento y cómo evolucionó desde nuestro nacimiento y cómo será el pensamiento de nuestros hijos, que han nacido en una era más tecnológica, con avances a todos los niveles. Es decir, el lenguaje, la historia y la cultura influyen en el pensamiento y en cómo se estructuran las funciones cerebrales superiores. El avance continúa y continuará.