¿Nos hemos percatado alguna vez de la cantidad de estados emocionales que podemos experimentar en un día? Imagínese que se acaba de despertar y siente el placer del café que se va a tomar, luego puede llegar a enfadarse porque ha perdido el autobús que le lleva al trabajo. Siente cierto miedo tras un sobresalto por el ladrido de un perro. Muestra tensión al recordar lo que tiene de tarea para el día. Y se muestra molesto porque recuerda que no felicitó a su amigo ayer al salir del trabajo.
Algunas emociones nos absorben por completo, otras, sin embargo, parecen encontrarse en un segundo plano. Algunas son horribles y otras placenteras. Pero todas van y vienen, sin que aparentemente podamos hacer nada, ¿o si?
¿Qué papel juegan las emociones en nuestra capacidad de desenvolvimiento?, ¿Hay emociones buenas y malas?, ¿Son innatas nuestras emociones?, ¿Cuántas emociones hay?, ¿Pueden verse alteradas por daños cerebrales?
Las emociones existen hace millones de años simplemente porque han resultado útiles para la supervivencia. Vivir sin ellas es una sentencia de muerte y la ciencia lo comprende cada vez mejor.
Cuando una persona es demasiado emotiva, cuando no puede controlar sus emociones, lo va a pasar mal y los demás lo van a pasar mal con él. Cuando una persona no tiene emociones, lo va a pasar mal también y los demás lo van a pasar mal con él. Y cuando las emociones que expresa una persona no son coherentes con la situación, puede conllevar a dificultades de relaciones sociales. Las emociones están al comienzo de todo, sin emoción no hay nada.