» Cambio de programación»
Desde que estamos confinados se han sucedido multitud de acontecimientos que celebrábamos en familia, con amigos, con cenas o comidas conjuntas, regalos o detalles,…
Han acontecido cumpleaños (principalmente los de los más pequeños, y de los más mayores), aniversarios, bodas (que han tenido que ser suspendidas), vacaciones (que ya estaban cogidas de antemano al comienzo del estado de alarma),… Y ahora fiestas, como la Semana Santa en Andalucía o en otras comunidades. Una época en la que muchos hacían alguna pequeña o gran escapadita a la costa, a esquiar, a viajar,… Una época de reuniones y diversiones varias.
Los días comenzaban a hacerse más largos y disfrutábamos de grandes paseos y del buen tiempo. Las terrazas de los bares comenzaban a llenarse y las ferias y mercados se llenaban de gente.
En este tiempo de confinamiento hemos empezado a valorar las pequeñas cosas y les hemos dado la vuelta, valorándolas como grandes cosas: los besos, los abrazos, las reuniones, el contacto,…
Y hemos aprendido también nuevas formas de celebración: cumpleaños que cantan todos los vecinos al unísono, vídeos de felicitaciones, emoticonos o gifs de abrazos o velas soplando, bodas celebradas a distancia pero conectados con las tecnologías, vacaciones repletas de actividades de ocio (leer, escribir, pintar, cocinar, escuchar o componer música, reordenar la casa,… limpiar…).
Hemos aprendido a usar nuestro tiempo, ese bien tan preciado, y a valorar la salud por encima de todo lo demás. Mantengamos el espíritu intacto y el ánimo elevado. Y no me cabe duda de que inventaremos más formas para seguir celebrando todo aquello que nos pase mientras dure el confinamiento.
A por todo.